Cuando no te sientes bien, ¿has pensado que tienes contigo lo que podría ayudarte a mejorar? Si te dijera que en tu cabeza está todo lo necesario para sentirte mejor, ¿qué pensarías? Pues sí, en tu mente residen todas las herramientas que necesitas para tomar el control.
No es un cuento…
Esto podría sonar irreal, pero es una realidad. Lo he leído, escrito de diferentes maneras, y hace un tiempo lo confirmé con una experiencia personal. En muchas ocasiones lo que te duele y te hace sufrir no es la situación en sí, sino tu interpretación de la situación. (Ajá…)
Veamos dos ejemplos:
- Te despidieron de tu trabajo – no es tanto el perder ese empleo (que en realidad odiabas), sino el sentir que te hicieron una injusticia y no te lo merecías.
- Te dejó tu pareja – no te duele tanto el final (que ya presentías), sino que te duele sentirte rechazad@ y “desechable”.
Cuando estamos en medio de una situación solemos ser muy absolutos. Lo vemos todo con bastante intensidad y aumentamos las consecuencias que creamos nosotros mismos. Pintamos un futuro espantoso y nos lo creemos. No caigas en ese juego. La mente te controlará según tú se lo permitas. Hay personas que se enferman (físicamente) por tanto repetir tragedias en su cabeza.
Controlar pensamientos
Nuestra mente es la “torre de control”. De ahí se envían instrucciones a todas partes del cuerpo, y no solamente relacionadas a funciones físicas sino también a reacciones y actitudes. Como un controlador aéreo, nuestros pensamientos van guiando nuestras acciones y determinan cómo nos comportaremos.
Ahí es que entras tú. Eres tú quien tiene que emitir las órdenes; no lo dejes a la costumbre o a la reacción. Consiste en un ejercicio consciente. Es decidir qué pensamientos permites, recordando que serán ellos los que te llevarán al siguiente paso. Esa persona no te rechazó, sólo decidió continuar su vida sin ti. Esa situación no determina tu futuro, eso no quiere decir que nadie más te tomará en serio o que todos te “rechazarán”.
Cuando estés sufriendo por una situación, intenta separarte un poco de ella. Trata de verla como si le estuviera pasando a otra persona y así podrás ser más objetivo. Entonces analiza qué es lo que realmente te molesta y comienza a ejercer tu control mental.