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Peru - Vista de la ciudad desde el Parque

Un Mes con los Incas

Mi primera visita a Perú duró un día y medio. Poco tiempo para un país tan denso y con tanto por explorar. Prometí volver y por una casualidad del destino terminé volviendo a trabajar algunos meses después. Esta vez me quedé un mes.  Perfecto pensé. Los fines de semana podré “escaparme” de la rutina del trabajo para hacer unos tours a la medida. Y así fue.

Una vez en el metro de Lisboa encontré a una señora mayor con trajes tradicionales del sur de Perú. Claramente desorientada y asustada intentaba entender cómo funcionaba el metropolitano. Le pregunté en castellano, a donde iba pero no me supo contestar con claridad. Cogió mis manos y me dijo algo muy rápido como tengo prisa y ahora no entiendo esto…”. Si fuera en una estación de Puno todo estaría OK, pero en Lisboa todo aquello me pareció descontextualizado. Demasiado. Le dejé 20 euros y le dije que tomara un taxi afuera. Me agradeció mil veces y con ojos casi en lágrimas salió del metro con sus pertenencias dentro de bolsas de plástico enormes.

¿Para qué les cuento esto?  Porque terminé generalizando el carácter del peruano a partir del carácter de esta viejecita. Nada más errado. Llegué a Lima y encontré el espíritu latino y pasional en su auge. ¡Desde luego en el tráfico! La hora de punta en Lima es tremenda: de un minuto al otro surgen no se sabe de dónde millares de vans (mini buses) súper viejas que se te atraviesan como si las reglas del tráfico fueran meras nociones académicas… Después son muy expresivos, gesticulan por todo y por nada, bocinan mucho, se enojan… ¡es una odisea conducir ahí!

¿Qué más les podría contar? Pues que los Peruanos son muy apegados a su familia, muy religiosos y en general hospitalarios y buena onda. Sin embargo comunicarse con ellos puede ser un desafío, me contaron: hablar en castellano en la afirmativa es mejor entendido que si uno se expresa de forma negativa. No noté que esto fuera una regla pero me encantó la idea y creo que todos deberíamos adoptar ese modelo. ¡Hablar en afirmativo siempre!

El clima en Lima es medio raro. La neblina es muy frecuente y densa, lo que quita la belleza natural de la ciudad a orillas del Pacífico. Pero en los días que no hay neblina uno puede apreciar desde los barrancos donde se “instaló” la metrópoli, toda la movida típica de una ciudad de playa: la gente haciendo deportes, los surfistas con sus autos años 60, las barraquitas de helados. Varias veces caminé cerca de la playa y no pude dejar pasar desapercibidos las señales alertando por “tiburones” o “tsunamis”. “Definitivamente no estoy en Lisboa”, pensé. De hecho, durante mi estadía en Lima presencié varios temblores fuertes, pero la calma peruana me acordó que es algo normal y no me estresé más que eso. La costa peruana se encuentra en el famoso “Círculo de Fuego del Pacífico” donde la actividad de las placas tectónicas es, digamos, habitual…

Me falta hablar de la influencia asiática en Lima y de su comida. Durante muchos años, Perú ayudó en la llegada de inmigrantes de Asia, desde Japón o China. A muchos colegas míos se les llama cariñosamente “el chino” para referirse a su DNA oriental. Todos parecen cohabitar muy bien y el cruce de influencias es evidente en cada esquina: los casinos invadieron a Lima al buen estilo de Macao o de Tokio, los so-called restaurantes “chifa” son hoy un must en Lima y ofrecen a quien los visita una variedad de comida peruana y china riquísimas.

A nivel culinario Perú es quizás uno de los países con mayor variedad y calidad a nivel mundial. En mi opinión, claro.  Los ceviches, el pollo a la brasa, el arroz de mariscos, el postre de tres leches, la lista es interminable…. ¡Vale mucho ir a Perú sólo para hacer un tour culinario! Varios restaurantes in como Astrid y Gastón (considerado uno de los mejores de Latinoamérica), Malabar, Perroquet, Mesa 18 o Rafael pueden ser una opción para los que aprecian una experiencia culinaria más que saciar el hambre…pero para mí el mejor restaurante de Lima es bastante más humilde pero igualmente bueno. Se llama Pescados Capitales y tiene seguramente de los mejores platos de pescado que alguna vez comí en mi vida. ¡Asegúrense de ir ahí please!

Abrazo,
Vagamundo Portugués

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