«Y envió a Jesús, diciendo: ¿Eres tú aquél que había de venir, ó esperaremos a otro?»
Juan 7:19
Cuando más tranquilos y en paz nos sentimos, creyendo fielmente en un concepto o hecho surgen esos momentos en que la duda aflora en nuestra mente. ¿Por qué llegan a nuestra vida esos días en que dudamos? Lo más probable llegan para saber cuán seguro estás en lo que crees. Esa zona gris de la duda en que se cree o no se cree es de angustia y de mucha incertidumbre. Es ahí cuando vacilamos entre dos opiniones. La Biblia dice que el que duda es semejante a la ola del mar, que va de un lado a otro. Contrario a la fe que nos mueve a creer con firmeza y no divagar. El enemigo lo sabe muy bien; por eso hace lo posible por hacernos tambalear, poniendo indecisión y malestar en nuestra mente. No hay problema con que dudes, sino cuando le permites al enemigo que ponga en tu mente pensamientos de incertidumbre. Las experiencias difíciles son para que aprendamos, no para ir hacia atrás en nuestra madurez espiritual.
Juan el Bautista sabía del ministerio de Jesús. Nadie como Juan para hablar con vehemencia, con fe y con entusiasmo sobre Jesús. Él fue testigo de la experiencia en el bautismo de Jesús. Así que no había duda de quién se trataba: Jesús es el Hijo de Dios. Pero Juan, con toda su formación, con toda su fe, también sintió que tenía que aclarar ciertas cosas. ¿Será el que había de venir o tenemos que esperar a otro?.
Cada persona tiene su formación, sus creencias, pero llega un momento en la vida que hasta lo que siempre se ha creído se pone en duda. ¿Qué es la duda? La duda es un ataque del enemigo para perturbarte; él sabe que una mente que vacila no puede tomar decisiones sabias y prudentes; él sabe que cuando la mente está turbada los pensamientos positivos que buscan exaltar a Cristo fallan. Cuando suceden estas cosas hay que volver al principio, a lo que siempre se creyó. No dejes que el dolor o la frustración te hagan dudar; cree con el corazón, no importa por lo que estés pasando; no le des el gusto al enemigo. No tires la toalla, mantente creyendo. Dios es fiel.