«Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos.»
Mateo 19:14
La idea que tenemos de un reino es bien diferente a la idea que tiene Jesús del Reino de los cielos. Cuando hablamos del Reino Unido por ejemplo, nos viene a la memoria reyes, parlamentos, nobles, monarquías, dominio, conocimiento, rigidez, estructura y un sin fin de palabras que las podemos asociar a ese tipo de gobierno. Y nos han hecho pensar que los de la realeza son los que dan cátedra de todo tipo de protocolo, política, moda, cultura, economía, etc. Todo ese conglomerado de palabras son contraproducentes cuando hablamos del reino de los cielos, porque el mismo Señor dice que los que quieran pertenecer al Reino tienen que ser como niños. Ninguna de esas palabras las asociamos con los niños, porque son diametralmente opuestos. Y justamente de eso se trata. La visión del Reino de los Cielos no es como nosotros pensamos. Jesucristo vino a este mundo a enseñarnos algo diferente, porque nuestro modo de vivir no era el mejor. Nosotros ponemos nuestras leyes y estructuras y nosotros las rompemos porque somos incapaces de seguirlas y mantenerlas. Cristo nos abre una puerta hacia un camino de excelencia y libertad.
Así que cuando Cristo dice que hay que ser como niños para pertenecer al Reino de los Cielos, uno se pregunta: ¿Por qué como los niños? ¿Qué tienen ellos que se ha hecho tan grande comparación? Ellos son inocentes, puros, confiados, sin preocupaciones. ¿Alguna vez haz regañado a alguno de ellos? Notarás que son capaces de alejarse de ti, llorar, y no pasa mucho tiempo en que esté una vez más, dándote besos, abrazándote como si nada hubiese pasado. La palabra rencor, no es parte de su vida y olvidar es su estandarte. Simplemente aquí no ha pasado nada y siguen. ¿Tienes esa misma capacidad cuando un compañero de trabajo o un vecino te ofende? Tenemos que aprender a ser como niños, hemos tomado nuestra adultez y madurez demasiado en serio. Pero para entrar al Reino de los cielos, tenemos que ser como niños. Ellos tienen la capacidad de reír, jugar, llorar, divertirse, caerse, levantarse y seguir. El Reino de los cielos necesita gente que tenga el corazón de un niño. ¿Cómo es tu corazón hoy?