Si trabajas en una oficina o corporación ya debes estar acostumbrado a las revisiones periódicas de desempeño y planes de mejora. Hay empresas que revisan sus objetivos cada tres meses; si no de seguro cada seis meses se reúne la gerencia a discutir los planes que se establecieron a principios de año y compararlos contra lo que se ha logrado. Lo importante no es sólo saber dónde están en ese momento, sino qué ajustes necesitan hacer para obtener sus metas antes de finalizar el año.
Revisa
Entonces, si las compañías exitosas revisan su desempeño cada cierto tiempo ¿por qué no hacemos lo mismo en nuestra vida personal? Declaramos que es hora de poner al día todo lo que hemos ido postergando: Los planes, las metas, las deudas, la casa… Únete a nosotros y declaremos septiembre el mes de enderezar lo torcido.
Actúa
En marcha, manos a la obra. ¡A revisar la agenda! ¡A cuadrar las deudas y balancear las finanzas (auchh)! ¡A limpiar el closet! ¡A retomar los proyectos! Eso sí, ejercita esta regla de oro: en esta revisión no hay cabida para reclamos o reproches. Sí es importante reconocer por qué nos desviamos de la ruta, pero no añade valor el autocastigarte. Identifica las piedras en el camino para que puedas evitarlas en futuras ocasiones pero no las utilices para castigarte. Todos tenemos esos momentos, esos “baches” donde andamos de brazos caídos y no deseamos hacer nada; aunque sean cosas importantes decidimos postergarlas. Míralo como que ya tomaste tus vacaciones y ahora es necesario salir a trabajar.
Tomarte el tiempo para reenfocarte tiene el efecto de una bebida energizante: te da nuevos bríos. ¡Siente la fuerza que surge en ti! Tu mente identifica una nueva oportunidad y te bombea energía, determinación, disciplina y valor para ayudarte en lo que necesita ser corregido. Disfruta esta nueva dosis de energía y aprovéchala para que cuando finalice el año sonrías plenamente satisfecho de todo lo que has logrado.