En nuestro caminar por la vida, en ocasiones, nos topamos con la desilusión. A veces proviene de sucesos, como que pensabas pasarla mejor en la fiesta de Nina; y otras veces de personas, como que no te dieron el aumento que esperabas o un compañero tomó el crédito por un proyecto que hiciste tú. Probablemente ya estamos acostumbrados a manejar estas situaciones cotidianas. Pero, ¿qué hacer cuando te desilusiona alguien cercano? Un amigo, familia o pareja.
Aquí te ayudamos a revisar ciertos puntos cuando la desilusion te ataque:
- Comprueba si tus expectativas eran reales – Tal vez esperas mucho de los demás y ellos no lo saben. Puedes esperar que tu esposo sea receptivo a tu cansancio y desánimo y que anticipe tus necesidades, pero tal vez él también está cansado y manejando otras situaciones. El que no responda como tú esperabas no tiene nada que ver con el amor y no redefine su relación.
- Reconoce que no siempre tiene que ver contigo – Es importante entender que lo que otra persona hace no siempre es consecuencia de lo que haces tú. O sea, una persona puede tratarte mal cuando tú lo has tratado bien. Así que es importante analizar la situación para determinar si no tiene nada que ver contigo.
- Expresa cómo te sientes – Te sorprenderás al comprobar cuantos mal entendidos puede solucionar una simple conversación. Puedes sentirte herid@ sin que el otro haya tenido la intención, o puedes haber entendido algo completamente diferente a lo que quisieron decir. Pregunta, expresa cómo te sientes y aclara la situación.
- Acepta que el otro es libre para decidir – Cuando alguien cercano toma una decisión que no parece correcta podemos sentir decepción. Aquí, contrario a la anterior, no tiene que ver con lo que la persona hace sino con lo que pensamos que debe hacer. Entonces se produce un choque contra las expectativas. No queda más que aceptarlo y esperar que el tiempo cure esa contrariedad.
- Sana el corazón y recupera la confianza – Si la desilusion o desengaño surge por algún tipo de agresión (emocional o física) que hayas recibido, te digo que lo único que puede sanar un corazón herido es el perdón. Es una palabra pequeña que sólo los grandes pueden ejercer. Perdonar es una decisión que tomas tú y la pones a los pies de Dios porque sólo Él es capaz de regalarnos poder perdonar completamente. Recuerda que el perdón es un regalo que te haces a ti mism@.
¡Levántate y vuelve a creer! Recupera la confianza porque no todos los seres humanos son iguales.