«Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría.»
Salmos 30:5
Luego de un día agotador no hay nada mejor que llegar a la casa, ponerse cómodo, cenar, compartir un rato en familia y luego descansar. Es más que placentero estar 5 o 6 horas durmiendo plácidamente sin preocupaciones. Pero a veces nuestras noches no son así, por alguna razón, tenemos noche de tormenta en nuestra mente y comenzamos a soñar infinidad de cosas. Hay veces que estamos corriendo toda la noche porque nos están persiguiendo, otras nos estamos cayendo por un precipicio o a lo mejor es que no podemos gritar ni pedir auxilio porque la voz no nos sale. Tenemos en un sueño diferentes escenarios que nos llevan a la desesperación. Son instantes terribles que daríamos lo que fuese por no pasar por esa situación pero justo ahí, cuando estamos sin aire, la alarma suena, alguien nos llama, despertamos, respiramos profundo y exclamamos: «¡Que sueño horrible!» A lo mejor nos levantamos exaltados y esa mala sensación nos dura un rato. Luego seguimos nuestra rutina diaria, lo contamos y volvemos a sonreír.
De esa misma forma son los días tormentosos en nuestra vida, parece que nuestra vida se va a derribar, que no encontramos respuesta, todas las luces apagadas, no encontramos solución, las fuerzas se han terminado y dices «ya no hay remedio». Al parecer somos los únicos pasando por esa situación y no hay quién nos entienda. El salmista nos dice, que sí, que en efecto así es, va a llegar esa noche en que llorarás y llorarás, pero la noche tiene su fin, vendrá la mañana, la luz, el resplandor y junto con ella la misericordia de Dios. Ya todo pasó y nos damos cuenta que sólo fue una mala noche. Porque el Señor no deja desamparado a sus hijos. No dejará para siempre caído al justo. Piensa que por lo que estás pasando es sólo una mala noche, así que vuelve a sonreír; esto también pasará. Aun cuando pensemos que eso es producto de un enojo de parte de Dios, que pudiera ser lo peor, también la duración de esa molestia es poco tiempo. Él nos ama tanto que su coraje lo único que dura es un momento, pero su misericordia, su favor, dura toda una vida. Así que la mala noche no durará para siempre, porque vendrá la mañana donde sonreirás otra vez y no dejará de ser tan solo… Una mala noche.