«Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.»
Daniel 1:8
Comenzar un nuevo año nos causa mucha emoción; es el sentimiento de cuando éramos chicos y nos compraban todo nuevo para comenzar el año escolar. Es como tener una libreta con páginas limpias para comenzar a llenarla de experiencias diferentes. Son experiencias que deben estar matizadas de excelencia con el pasar de los años. En todo lo que hagamos debemos buscar dar lo mejor. Vamos a dejar a un lado el límite entre lo mediocre, lo bueno y lo excelente. Vamos hasta el final, hacia la excelencia. Muchos piensan: ¿Qué es lo mínimo que tengo que hacer para no caer en lo mediocre? No valoran el esfuerzo ni la dedicación que se requiere para lograr lo excelente. Una buena meta para este año que comienza sería ser diez veces mejor, no el doble, no el triple, sino diez veces mejor de lo que somos ahora. ¿Es mucho pedir? ¿Cómo se logra? Daniel es nuestro ejemplo.
El secreto de Daniel para llegar a ser diez veces mejor fue escoger el camino correcto. Él propuso en su corazón no contaminarse con la comida del Rey. El primer paso fue “proponer en su corazón”. Tiene que haber una disposición en el corazón. Hay que estar enfocados en lo que queremos para tener los resultados que deseamos. Estuvo diez días separado de lo que lo alejaba del Señor. Su situación no era la mejor, estaba en tierra extraña, donde no tenía ni voluntad para hacer algo. Confiando sólo en Dios, propuso en su corazón que él se iba a mantener. El resultado fue que cuando lo evaluaron él era diez veces mejor que todos.
Es momento de disponer en tu corazón dedicarte y consagrarte al Señor. Ofrécele al Señor lo primero de todo lo que tienes. De tu tiempo, tus bienes, tus emociones, tu trabajo, tu familia, tus planes, en fin, de todo tu ser. Sé fiel con Dios pues Él es fiel contigo. Él debe ser siempre primero. Lo demás ten por seguro que Dios te ayudará a alcanzarlo. Separarte de todo aquello que a Dios no le agrada debe ser tu prioridad en este año que comienza. Ajusta tu vida a lo que quiere Dios, pues el único beneficiado eres tú. Tan pronto propongas en tu corazón no contaminarte con el mundo, tus cosas van a cambiar y cuando compares, siempre vas a estar diez veces mejor.