La época navideña tiene una magia especial. Es un momento que nos invita a la alegría, a compartir, a la reconciliación y a estrechar lazos familiares. Como Navidad cae la última semana del año también es un buen momento para reflexionar. Para pasar inspección sobre lo acontecido en el año que está terminando y reenfocarnos hacia el nuevo año que comienza.
Reflexiona
Entiendo que uno de los mejores frutos que da el mirar hacia atrás es Agradecer. Tal vez piensas que no tienes nada por qué agradecer o que el 2014 fue un año muy duro. Puedo asegurarte -por experiencia propia- que aun en las más duras situaciones, cuando las revisamos detenidamente, hay razones para agradecer. Un accidente o situación de salud une más al núcleo familiar; un embarazo riesgoso, nos invita a cuidarnos más; incluso la pérdida de un ser querido redimensiona la vida y nos enseña lo que es realmente importante.
Reenfócate
Es en este último punto que quiero detenerme un poco: lo que es realmente importante. En las postrimerías de este año te invito a analizar detenidamente QUÉ es lo importante. En ocasiones nos perdemos tantos momentos especiales por estar enfocados en lo que “se supone” que suceda. Planificamos una fiesta y estamos tan ansiosos porque todo quede perfecto, que olvidamos compartir con las personas que están ahí con nosotros y que en definitiva son las que hacen perfecta la actividad.
Enfatizo en las relaciones personales porque me parece que al final, es lo que realmente importa. La vida me ha enseñado que tenemos momentos y si no los aprovechamos, en un pestañear de ojos, se nos van. Los niños crecen, los adultos envejecen, nos enfermamos… La vida cambia sin avisarnos ni pedirnos permiso. Disfruta con tus seres queridos especialmente en esta época y demuéstrales que efectivamente: Navidad es AMOR.