Hoy me pregunté: Si tuviera la oportunidad de compartir un solo mensaje ¿cuál sería? Respondería algo como: “Que siempre hay luz al final del camino”. Esa frase quiere decir muchas cosas. Podemos traducirla en un: “No te desanimes” o “Sigue echando pa’lante”. También como: “Todo va a mejorar” o “No importa lo que estés pasando, prepárate a recibir cosas buenas porque esto –definitivamente– va a cambiar”.
Espera con atención
La última frase es la que más me gusta. Prepárate a recibir cosas buenas… ¿Por qué cuando la vida nos golpea esperamos más penas? Es como si un aura de fatalidad se ciñiera sobre las personas y esperaran con paciencia más desgracias. Algunos se niegan a ilusionarse y viven resignados a su “mala suerte”.
Ilusiónate
Como dije anteriormente, mi mensaje es: “Siempre hay luz al final del camino”. En las circunstancias que estás viviendo, ahí te están preparando para el próximo nivel. En otras palabras: esas circunstancias son necesarias. Puede que estés pensando: “Ay, si supieras mis circunstancias…” No conozco tus circunstancias particulares, pero sé que hay algunas muy difíciles; eso es cierto. Solo que cada cosa que te sucede está limando asperezas para que ese diamante que eres tú, pueda brillar con la intensidad para la que fue creado.
Las situaciones difíciles sirven para cuestionarnos y replantearnos cómo estamos haciendo las cosas. Muchas veces no nos damos cuenta, pero en la vida se nos van pegando cosas que nos dificultan el caminar. La buena noticia es que Dios no olvida el plan que tiene con nosotros. No importa dónde la vida te haya llevado, Él se mantiene fiel al propósito para el que te creó. Si Él permite una situación es porque te hará un mejor ser humano. Así que, cuando las dificultades amenacen con vencerte, recuerda que ¡siempre hay luz al final del camino!
EXCELENTE MENSAJE, MOTIADOR A SEGUIR PA DELANTE CON LA BENDICION DE DIOS Y TENIENDOLO A EL EN PRIMER LUGAR…
Saludos Freddy, ¡gracias por tu comentario! Sigue adelante, siempre motivado y con la Fe puesta en Dios que nunca nos deja solos.
Todo lo que Dios permite sirve a nuestro bien, sea malo o bueno. Lo malo nos ayuda a aprender y mejorarnos, aunque a veces tropezamos varias veces con la misma piedra. Como tú dices, Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, y Él sabe lo que nos conviene, lo que es bueno para el bien de nuestra alma. Dios nos ama desde la eternidad y quiere nuestra felicidad. La felicidad es tener a Cristo en nuestros corazón, querer lo que Él quiera.