Quien me conoce sabe que el título de este artículo refleja una de las cosas que más me gustan en la vida: a mí ¡me encantan los chocolates!
Cuando me regalan una caja los atesoro. Antes acostumbraba guardar los mejores, los que más me gustaban, para el final. A veces se echaban a perder en el refrigerador porque en el afán de conservarlos no los disfruté en su momento.
La vida pasa…
A veces nos pasa lo mismo en la vida. Vivimos guardando para el futuro y perdemos oportunidades. Reservamos la mejor vajilla para cuando recibamos visitas, la mejor ropa para asistir a una fiesta y ese maravilloso reloj no lo usamos para que no se estropee o se pierda.
Hace un tiempo leí esta cita de John Lennon: «La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes». Lo triste es que muchas veces esto es cierto.
Todos hemos escuchado historias de personas que acumularon grandes cantidades de dinero a costa de sufrir privaciones o no gratificarse como hubieran deseado. De pronto les sorprende la muerte y eso por lo que tanto trabajaron sirve para discordias familiares o termina en manos de un extraño.
Saborea los mejores chocolates…
Cuando decidí cambiar de actitud, tuve que luchar con los patrones que ya había establecido, pues al escoger el chocolate estuve a punto de dejar el más sabroso para el final. Cuando quedaban 4 ó 5 chocolates, comencé a pensar “¿y si no me gustan los demás?, así me aseguro de que el sabor final será el de mi preferido”. A veces actuamos así, tomando precauciones, por si pasa esto o aquello. Pero la realidad es que la vida no tiene garantías; por eso te invito a reflexionar cómo estás viviendo tu vida.
Quieres ir al cine, ¡ve! Quieres salir a cenar ¡sal! Quieres hacer un viaje ¡hazlo! Ojo, no estoy sugiriendo que gastemos libremente sin pensar en nuestros compromisos económicos. Estoy hablando de encontrar un equilibrio. En estos momentos de crisis a nivel mundial, me parece urgente detenernos en las pequeñas cosas que dan sentido a la existencia. La sonrisa de un niño, el abrazo de tu hijo, el tiempo que compartes con ellos…
Pregúntate: ¿Cuáles chocolates te comes primero? Antes yo dejaba los mejores para el final; ahora busco los mejores chocolates y esos los disfruto primero. Disfruta lo que Dios te ha dado y ¡¡saborea los mejores momentos de la vida!!
Deberíamos aprender de las experiencias pasadas. La vida es una escuela. Todo lo que nos pasa, todo lo que experimentamos- agradable o desagradable- nos sirve para aprender. A veces tropezamos dos veces con la misma piedra y es ahí que debemos detenernos a reflexionar: Esto que estoy haciendo aquí, ahora y de esta forma ¿es lo que quiere Dios para mí, o para las personas que amo, o para las personas a quienes sirvo? ¿Esto le agrada a Dios?. Urge edificar aquí y ahora porque no sabemos si habrá un mañana. Seamos solidarios, caritativos y altruistas y compartamos con otros nuestros mejores chocolates.