En el juego de bolos (bowling) el objetivo es tumbar todos los “pinos” en el menor número de intentos; así es que se obtiene la mejor puntuación. Si hiciste una puntuación perfecta y derribaste los diez pinos de una vez, el juego avanza al próximo jugador; si no, se detiene y te da otra oportunidad.
Vivir la vida
En el juego de la vida, sólo hay una opción: vivirla. Puedes escoger vivirla a medias o vivirla plenamente, pero no puedes detener el tiempo. Si decidieras quedarte todo un día acostado sin salir de tu casa, el tiempo seguirá su curso; te detienes tú pero la vida continúa.
A diferencia del bowling que sólo te da una oportunidad por jugada, la vida te da muchas oportunidades pero no espera hasta que estés listo para hacer tu próximo intento. Cada día, al despertar, afrontas muchas decisiones. Desde que te levantas en la mañana comienzas a elegir… si vas a trabajar o te quedas en casa, si tendrás buen ánimo o estarás amargado, si serás amable o descortés. Analiza con cuidado cada decisión porque cada una traerá sus consecuencias.
Perfecciona tu juego
Para ganar hay que practicar los tiros y perfeccionar los movimientos. También elegir cuidadosamente qué bola usar, buscar una que sea cómoda y tenga el peso adecuado. Según en el bowling se necesita concentración para tumbar todos los “pinos” de una vez, en la vida cada “tiro” irá sumando o restando a tu puntuación total.
Si no tenemos la opción de salirnos del juego, entonces ¿por qué no jugar para ganar? Decide qué “jugadas” te obtendrán los mejores beneficios. Si algo no sale como esperabas, practica; los mejores jugadores no lograron sus metas de la noche a la mañana. Échale ganas y juega como todo un profesional porque a fin de cuentas el premio más preciado es tu felicidad. Cada día ¡haz tu mejor jugada!