Dar gracias es algo que nos enseñan nuestros padres y abuelos cuando somos pequeños. Forma parte de las reglas básicas de convivencia que transmitimos a los más pequeños en su desarrollo.
Dar al otro
Damos gracias por un obsequio, al amigo que te invita a almorzar, en un restaurante o tienda por el servicio, al que te recoge para llevarte al trabajo… Las “gracias” es algo que siempre damos a otro por algo que hemos recibido.
En los próximos días, en algunos países se dedica un día a “Dar Gracias”. Es bueno que hagamos un alto y reflexionemos si damos gracias agradeciendo realmente, o si ya forma parte de las muchas reglas de convivencia que hacemos automáticamente.
El agradecimiento es otra cosa…
Agradecer viene de adentro, nace en el alma y en el corazón. El verdadero agradecimiento surge de la humildad de reconocer que no merecemos lo que hemos recibido. Agradecemos la vida, aunque estemos enfermos o con alguna condición de cuidado. Agradecemos la familia, aunque no sea perfecta. Agradecemos nuestra patria, aunque haya serios problemas en el país. Agradecemos porque no hay mejor vida, familia o país que el nuestro.
Puedes decir “gracias” por educación, pero ese “gracias” sólo se convertirá en bendición dentro de ti cuando lo sientas, cuando lo digas desde el corazón. Cuando lo obsequies así al otro, te sentirás feliz y ambos serán beneficiados.
Agradecemos una espectacular puesta de sol, las aguas cristalinas del mar, la inmensidad del océano, la belleza de la naturaleza, los colores del guacamayo, la elegancia del pavo real, la sonrisa de un niño, el arcoíris… Por todo esto y por mucho más, agradecemos al Creador por tantos regalos que nos obsequia cada día.