«Cuando el edicto del rey se publicó y muchas jóvenes fueron reunidas en el palacio real de la ciudadela de Susa y puestas bajo el cuidado de Hegai, el guardián de las mujeres, entre ellas estaba Ester.»
Ester 2:5
En cualquier momento mientras te vistes para ir al trabajo tu lápiz labial puede caerse sobre tu blusa y en cualquier momento el desayuno puede ir a tener al piso. Son situaciones que no necesariamente las enfrentamos todos los días pero sí son cosas que en cualquier momento pueden suceder.
Muchas de las desgracias surgen de la nada. Según las cosas no tan agradables llegan así, las cosas que pueden cambiar el rumbo de tu vida también pueden llegar con un “restrillar de dedos”. A lo mejor has pensado que esa posición que anhelas nunca va a ser tuya porque ya todas las plazas están cubiertas y es imposible que fulana(o) renuncie, cuando de repente a ese fulano(a) lo promueven y todos se asombran. Esas cosas pasan y Dios no tiene por qué decírtelas antes. Sólo cree que un “día X” cualquier cosa puede suceder.
Ese “día X” le llegó a Ester. Cuando menos se lo esperaba llegó un edicto del Rey. Se iba a celebrar un concurso de belleza, la casa Real estaba en la búsqueda de una nueva reina. Muchos a lo mejor se sorprendieron y se preguntaron: ¿reina? Y… ¿Vasti? ¿Qué pasó con Vasti, la reina en propiedad? Pues que de un momento a otro también dejó de ser reina. Ese Momento X puede llegar cualquier día, hora ó minuto… Es simplemente un Momento X.
Nunca pierdas las expectativas de lo que Dios está trabajando para ti. A la vuelta de la esquina puede llegar algo que cambiará tu vida. Dios puede abrir una puerta de repente; una puerta que no veías. Una llamada, una visita, una carta… ¿Cuál medio utilizará Dios para bendecirte? No lo sabemos, sólo mantente a la expectativa; hoy puede ser ese Momento X.