Quien conoce de flores y cultivos sabe que es muy importante podar los árboles de la manera correcta y a su debido tiempo. Cuando hablamos de podar nos referimos a la eliminación de alguna parte de la planta de acuerdo a lo que desea obtener el cultivador: más flores, más frutos, un tamaño determinado, etc. La poda está íntimamente relacionada a los resultados que se pretendan obtener. Por lo tanto queda establecido que cada poda persigue un objetivo.
Las situaciones de la vida
A veces, en el camino de la vida, enfrentamos situaciones que no deseamos: dificultades económicas, maltrato, violencia, problemas de salud, etc. Entonces nos invade el desánimo, nos desalentamos y clamamos al cielo recriminando aquello que no entendemos.
El arte de podar…
Dios, que es el Sembrador por excelencia sabe exactamente cuándo y cómo podarnos. Cuando nos desesperamos y renegamos, Él nos mira con ternura pues sabe que lo sucedido era necesario; que nos hará más fuertes, más sensibles o más solidarios, dependiendo de lo que necesitemos. Él no utiliza la misma técnica ni las mismas herramientas con todos. Cuidadosamente, se ocupa de nosotros, sus flores amadas. Al momento de podar no sólo hace el corte, sino que cuida y echa abono y agua. Jamás deja la planta sola.
Así que confía, estás en las manos del mejor agricultor. Ninguna planta confiada a su cuidado va a desfallecer; al contrario, resurgirá más hermosa.