«He aquí, yo hago nuevas todas las cosas… estas palabras son fieles y verdaderas.»
Apocalipsis 21:5
No conozco a nadie que no le gusten las cosas nuevas. A todos nos gusta sentir esa alegría de saber que hay algo nuevo que nos espera. Cuando íbamos a la escuela, la emoción nos embargaba más por todas las cosas nuevas que por comenzar un año escolar. Tan pronto teníamos zapatos nuevos, los viejos pasaban a la historia; así mismo con la ropa, las libretas y las mochilas.
Lo nuevo nos trae un mejor servicio, un rendimiento mayor, expectativas mayores. Es suponer que con cada detalle nuevo hay algo que debe ser sustituido. De igual forma, cuando miramos nuestra maleta de vida, tenemos muchas cosas, viejas y nuevas. Te invito a que mires tu vida en todos los aspectos. Seguramente vas a encontrar que te gustaría cambiar ciertos aspectos de tu vida. A lo mejor hay cosas que ya has intentado y que no resultaron; si es así, es hora de buscar otra alternativa. Comienza a sustituir las cosas con las que no te sientas cómodo, por aventuras y experiencias nuevas. Quien no se decide a ver o a intentar otras cosas no puede visualizar resultados diferentes.
Ya todo pasó, tenemos año nuevo. El Señor nos recuerda que Él hace nuevas todas las cosas; no algunas, sino todas. Él tiene el poder de crear. En el Apocalipsis habla de muchas cosas nuevas: un nombre nuevo, un cántico nuevo, hasta un cielo y una tierra nueva. Se abren puertas de bendición para tu vida. Recíbelas.
¿Quieres algo nuevo, o estás complacida con lo que tienes? Abre tus manos para recibir todo lo que Dios tiene para ti. Busca un nuevo Espíritu, una nueva actitud, una nueva relación con Dios, una nueva mentalidad, una nueva visión. Deja que Dios deshaga con un solo toque todo aquello que necesita ser cambiado para que florezca algo nuevo. Alégrate porque vamos a estrenar.