«Marta, Marta estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, pero sólo una cosa es necesaria.»
Lucas 10:41
Cuando pensamos en la palabra malabarismo inmediatamente nos viene a la mente la imagen de un circo, globos, niños, en fin, algo divertido. Malabarismo es el arte de manipular y ejecutar espectáculos con uno o más objetos a la vez volteándolos, manteniéndolos en equilibrio o arrojándolos al aire alternativamente, sin dejar que caigan al suelo. Para ello, el malabarista se sirve de diversas partes del cuerpo, principalmente de las manos, pero también de los pies, brazos o cabeza.
Para desempeñarse como malabarista se requiere mucha práctica, horas intensas de stress y siempre es un reto el tener un objeto más en el aire y poder manejarlo o con los pies o con otra parte del cuerpo. ¿Acaso no encuentras entre tus conocidos alguien que tiene dotes de malabarista pero en lugar de objetos son múltiples situaciones y/o problemas? En una mano tiene sus hijos, en la otra su esposo, en el aire el trabajo, los vecinos, las deudas y el auto dañado. Tantas cosas, tratando de manejarlas todas a la vez.
La vida no es un circo. No hay razón para que diariamente estés como un malabarista, con stress y tensión haciendo lo imposible por mantener el balance justo, de modo que una de las situaciones no se te salga de las manos; dejando de disfrutar lo que es importante. Dios te ofrece una vida abundante; no la desperdicies en tensiones que sólo contribuyen a enfermarte, molestarte y angustiarte. Él también nos ha regalado un día detrás del otro, basta a cada día su propio afán. La dinámica del mundo presente es que debemos ser “multi tasking” pero la realidad es que a pesar de que tenemos la capacidad de manejar muchas cosas a la vez, sólo tenemos una cosa en la mano, una sola bola, como el malabarista, las demás están en el aire. Si quieres que todo salga bien debes atender sólo un asunto: el necesario. Ese es el consejo que Jesús le da a Marta.
Por estar afanada y preocupada en sus quehaceres, Marta no se dio cuenta de que Jesús y María ya estaban sirviéndose con la mejor parte. ¿Cuál es la mejor parte? Aquello que tenía prioridad en ese momento, una conversación con el Maestro. María estaba usando su tiempo en aquello que le garantizaba acceso a la eternidad, no en cosas pasajeras que se quedarán en la tierra una vez pasemos a la otra vida. Una visita del Maestro no se da todos los días, era una prioridad estar con Él en ese momento. La problemática diaria en la que nos envolvemos nos desgasta y no estamos poniendo nuestras energías en lo que es duradero. Trabajemos nuestros asuntos de modo que cuando pasemos a la eternidad tengamos lo esencial para entrar al reino de los cielos. Todos tus afanes se quedan cuando mueras; eso no entra al cielo. Ahora, ¿has puesto mayor empeño en tener todo lo necesario para pasar por el punto de verificación del cielo?